Buscad a Jehova mientras puede ser hallado llamadle en tanto que esta cercano.... Isaias 55:6



Venid a mi todos los que estàn trabajados y cargados , y yo os harè descansar... Mateo 11:28

lunes, 1 de julio de 2013

En problemas...

Una persona se encuentra en serios problemas cuando no aprende de sus errores. Si luego de una caída no reflexionamos sobre lo sucedido, reconocemos las causas y tomamos decisiones para que no vuelva a suceder, no aprenderemos de nuestros errores. Una persona en peligro también se comporta en forma egoísta. Sólo brinda servicios, ayuda o trabajo en la medida que le reditúa algún beneficio personal. Exalta el "yo", pero no piensa en el "nosotros". El apóstol Pablo lo expresó así: "Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús" (Filipenses 2:21). Una persona en problemas se siente insegura, amenazada por los demás. Imagina que todos lo van a rechazar o despreciar. Sus heridas y complejos de inferioridad lo llevan a asumir una posición defensiva y fácilmente se da al resentimiento. La ingenuidad es otra característica de una persona que camina por la cornisa. Es ingenuo al pensar que puede resolver solo sus problemas, dificultades y pecados. La Palabra por el contrario dice: "... ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante" (Eclesiastés 4:10). Las faltas y pecados siempre nos llevarán lejos del plan de Dios. Siempre nos costará más caro de lo que estábamos dispuestos a pagar. Lo único que nos queda es buscar ayuda de Dios, enmendar y aprender de nuestros errores y enrolarnos en los rumbos que dan beneficios incalculables. Salmos 19:12-13 ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Apocalipsis 2:5a Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete Haz tus comentarios a través de la cuenta @reflexiondiard en Twitter David A. Guerrero S.

domingo, 31 de marzo de 2013

Déjala Secar

Mariana se puso toda feliz por haber ganado de regalo un juego de té multicolor. Al día siguiente, Julia, su amiguita, vino bien temprano a invitarla a jugar. Mariana no podía pues saldría con su madre aquella mañana. Julia entonces pidió a Mariana que le prestara su juego de té para que ella pudiera jugar sola en el jardín del edificio en que vivían. Ella no quería prestar su flamante regalo, pero ante la insistencia de la amiga, decidió hacer hincapié en el cuidado de aquel juguete tan especial. Al volver del paseo, Mariana se quedó pasmada al ver su juego de té tirado al suelo. Faltaban algunas tazas y la bandeja estaba rota. Llorando y muy molesta, Mariana se desahogó con su mamá:-¿Ves mamá lo que hizo Julia conmigo? Le presté mi juguete y ella lo descuidó todo y lo dejó tirado en el suelo. Totalmente descontrolada, Mariana quería ir a la casa de Julia a pedir explicaciones, pero su madre cariñosamente le dijo: -Hijita, ¿te acuerdas de aquel día cuando saliste con tu vestido nuevo todo blanco y un coche que pasaba te salpicó de lodo tu ropa? Al llegar a casa querías lavar inmediatamente el vestido pero tu abuelita no te dejó; ¿recuerdas lo que dijo tu abuela? -Ella dijo que había que dejar que el barro se secara, porque después sería más fácil de quitar. -Así es hijita, con la ira es lo mismo, deja la ira secarse primero, después es mucho más fácil resolver todo. Mariana no entendía todo muy bien, pero decidió seguir el consejo de su madre y fue a ver el televisor. Un rato después sonó el timbre de la puerta.  Era Julia, con una caja en las manos, y sin más preámbulo ella dijo: -Mariana, ¿recuerdas al niño malcriado de la otra calle, el que a menudo nos molesta? Él vino para jugar conmigo y no lo dejé porque creí que no cuidaría tu juego de té, pero él se enojó y destruyó el regalo que me habías prestado.  Cuando le conté a mi madre, ella preocupada me llevó a comprar otro igualito, para ti. ¡Espero que no estés enojada conmigo, no fue mi culpa!-¡No hay problema! -dijo Mariana- ¡Mi ira ya secó! Y dando un fuerte abrazo en su amiga, la tomó de la mano y la llevó a su cuarto para contarle la historia del vestido nuevo que se había ensuciado de lodo. Nunca reacciones mientras sientas ira. La ira nos ciega e impide que veamos las cosas como ellas realmente son. Así evitarás cometer injusticias y ganarás el respeto de los demás por tu posición ponderada y correcta delante de una situación difícil. No olvides: ¡Deja la ira secar!  Salmos 37:8Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna a hacer lo malo.    Haz tus comentarios a través de la cuenta @reflexiondiard en Twitter -- -- Disclaimer: Usted recibe estos correos a requerimiento personal, o porque un relacionado a usted ha solicitado su inclusión en el listado de recipientes de Google Groups "Reflexiondeldia.RD". Si considera que estos correos no aportan nada a su vida personal y/o espiritual, favor enviar un correo areflexiondeldiard+unsubscribe@googlegroups.comcon el título o asunto (Subject) “Remover de lista”, y dejará de recibir estos mensajes. Bendiciones. Solicitudes: Si desea que un relacionado a usted sea incluido en el listado de recipientes, sólo debe enviar un correo areflexiondeldia.rd@gmail.com con el título o asunto (Subject) “Incluir en lista” incluyendo el nombre, la dirección electrónica de la persona, y el país donde reside.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Lo que vemos y oímos

 El buen o mal uso que le damos a nuestros sentidos, suele delimitar muchas veces nuestro presente, y también nuestro futuro. Aunque los cinco sentidos tienen cada uno su impacto, la vista y el oído nos suelen meter rápidamente en problemas. Creo que en eso mismo pensaron los autores (desconocidos para mí) de las siguientes dos frases que leí en el portal personal de nuestra receptora Aleida Maldonado: "Las chicas se enamoran de los que les dicen y los chicos de lo que ven. Por eso, las chicas llevan maquillaje y los chicos dicen mentiras", y  "Si quieres saber dónde está tu corazón, mira con qué se distrae tu mente". Aunque la primera frase tiene una tonalidad muy definida, las relaciones de pareja, y la segunda pudiera alguien desasociarla con específicamente los sentidos de referencia, la mayoría de nosotros (exceptuando las personas que sufren de sordomudez) actúa y piensa utilizando como "disparadores" iniciales lo que vemos y/o lo que oímos. Es más, hasta el comer, para muchos, empieza por la vista: si se ve mal, aunque huela bien, no se ingiere. Por demás, algunos de las debilidades, faltas y pecados entran por estos sentidos; por ejemplo, chismes: oído; orgullo: vista y oído; lascivia: vista; infidelidad: vista y oído; hurto: vista; y así otros más. Si sabemos que somos débiles con lo que vemos y con lo que nos dicen, ¿por qué no cuidarnos más de las cosas que vemos, y qué permitimos que entre a nuestras mentes por los oídos? Cada quien es responsable de lo que ve, escucha, siente y, en consecuencia, de cómo actúa. Por tanto, seamos astutos y llevémonos de los consejos de los apóstoles Pablo y Juan, quienes nos advirtieron, hace muchos siglos: no proveáis para los deseos de la carne (Romanos 13:14b); Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. (1 Juan 2:16)    Autor: David A. Guerrero S. 

martes, 27 de noviembre de 2012

Peticiones diferentes

Samuel dijo: "Habla, Señor, que tu siervo oye". Por el contrario, la mayoría dice: "Oye, Señor que tu siervo habla". Muy parecidos en escritura, pero totalmente opuestos. Eso nos pasa mucho a los seres humanos, y es en casi todos los aspectos de nuestras vidas; queremos que se nos escuche y nos pongan atención, pero somos renuentes a escuchar y seguir mandatos. ¿Cuántos de nosotros, cuando adolescentes, queríamos que nuestros padres escucharan nuestras "demandas" y, sin embargo, a los 30 segundos de que ellos nos dirigieran la palabra ya estábamos "hartos" de escucharlos? Imagínate ese mismo sistema con Dios: "Dios, necesito esto..."; "Papá Dios, me duele aquí..."; "Padre, me hace falta un trabajo..."; y si continúo, me faltarían páginas. Por el contrario, cuando Dios nos habla en su Palabra, ni le hacemos caso; es más, ni la leemos, y mucho menos en la simpleza de obedecerle. Pongámonos en los "zapatos" de Dios, ¿nos haríamos caso cuando requiramos algo? Juan 9:31 Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios, y hace su voluntad, a ése oye. Romanos 16:19b pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal Autor: David A. Guerrero S.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Heredamos el pecado de los padres?

Pregunta: ¿Heredamos el pecado de los padres? ¿Hereda toda la raza humana el pecado de Adán y Eva desde su nacimiento? Respuesta: A pesar de ser una creencia muy popular en la mayoría de las religiones que pretenden seguir a Cristo, no hay fundamento bíblico sólido para esta doctrina. Al contrario, hay enseñanzas muy claras que totalmente contradicen este concepto del pecado. En primer lugar, el significado básico del pecado no concuerda con esta idea porque el pecado es algo que hacemos: la transgresión de la ley divina (1 Juan 3:4) o la violación de la conciencia (Romanos 14:23) o que dejamos de hacer: no hacer el bien cuando uno sabe hacerlo (Santiago 4:17). No es algo que heredamos sino algo que hacemos. Además, la Biblia enseña que el pecado pasó a todos los hombres NO porque Adán y Eva pecaron o porque los padres de uno pecaron sino “por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12). Si uno pudiera ser condenado sin pecar personalmente, también podría ser salvo sin obedecer personalmente porque Romanos 5:29 enseña que somos salvos por la obediencia de Jesucristo de la misma manera que llegamos a ser pecadores por la desobediencia de Adán. No obstante, Hebreos 5:8,9 insiste que es la obediencia del individuo que hace posible la recepción de la salvación. Esto concuerda con Ezequiel 18:20 ue insiste que uno no es condenado por los pecados de su padre. La muerte espiritual causada por el pecado es el resultado de nuestros propios pecados, según Efesios 2:1,5, no por los pecados de otro. El desvío espiritual del pecado es un acto individual y personal (Romanos 3:12; Isaías 53:6). Además los niños son tan inocentes que se describen como herederos del reino de los cielos, no del pecado (Mateo 19:14) mientras la perversidad del pecado comienza en la juventud del ser humano, no en su niñez (Génesis 8:21). Sencillamente no hay fundamento para el concepto que el pecado sea heredado de los padres o de Adán y Eva.. Derechos Reservados ©2012 Preguntas Bíblicas

jueves, 6 de septiembre de 2012

Aferrarse a lo prestado

Cuando pedimos prestado un objeto, ya sea porque no tenemos los recursos para adquirirlo nosotros mismos o porque justo en ese momento no tenemos las facilidades o el tiempo para adquirir el nuestro, hay posibilidades de que nos veamos tentados a quedarnos con lo prestado más tiempo del que realmente necesitamos. Es más, suele ser tal la tentación, que nos "olvidamos" de que lo pedimos prestado y que es necesario devolverlo. Nos aferramos demasiado a lo prestado. Pensaba en la forma "desesperada" que las personas se aferran a las cosas, especialmente a la misma vida. Independientemente de que hay que cuidarse, para aprovechar el tiempito que nos dan, algunos invierten hasta lo que no tienen, económica y emocionalmente, para evitar devolver la vida que le prestaron. La siguiente ilustración puede ayudar a aclarar mi punto. El predicador William Sangster entró en la habitación de un hospital para visitar a una niña que estaba perdiendo la vista. La pequeña parecía llena de temor, cuando con sus ojos casi oscurecidos volvió su rostro hacia el predicador y le dijo: -- Oh, doctor Sangster, Dios me está quitando la vista! El predicador se inclinó sobre la temblorosa niña y le dijo tiernamente: -- No dejes que te la quite: dásela. La niña quedó profundamente impresionada por esta palabra y fue más tarde una compositora de himnos que, a pesar de su ceguera, ha hecho cantar a miles de personas. La vida, incluyendo lo que somos, es un préstamo que Dios nos hizo, que debemos aprovechar al máximo, siendo altamente productivos, y debemos estar conscientes, claros, y sobre todo conformes, de que lo prestado debe devolverse. Efesios 5:16 aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Autor: David A. Guerrero S.

miércoles, 29 de agosto de 2012

Papel en blanco

Para todo aquel que conoce lo mínimo de leyes, es bien sabido que no es nada recomendable firmar un documento sin leer. Yéndonos más al extremo, con sólo saber leer y escribir, y estar en nuestros cabales, se entiende que poner nuestra firma o huella dactilar tintada sobre una hoja en blanco, puede significar la total perdición de un individuo. Lo comparo con tener una cuenta bancaria con mucho dinero, firmar un cheque en blanco y entregarlo a un desconocido o dejarlo tirado en una plaza pública. ¿Has leído alguna vez lo que dijo David en el Salmo 37:5? Se lee: Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. ¿Has analizado lo que dice Proverbios 16:20? Salomón dijo: El entendido en la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado. ¿Crees que lo que dijo Jeremías es mínimamente cierto, cuando señaló: Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová (17:7)? A mi entender, estos tres personajes comprendieron que confiar en Dios es como firmar con tinta, poner nuestras huellas dactilares tintadas y poner una muestra de ADN sobre un papel en blanco, en representación de nuestras vidas, entregársela y luego decirle: "Haz como te plazca con ella". Lo más difícil es, posteriormente a esta demostración inicial de confianza, aceptar humilde y obedientemente todo lo que Él decida hacer con ella, sin reproches, "peros", berrinches, ni mucho menos hacernos los desentendidos de sus decisiones. ¡Cuánto camino nos falta por recorrer para que esto sea una realidad absoluta en nuestras vidas! Salmos 34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él. Autor: David A. Guerrero S.